jueves, 28 de septiembre de 2017

Los pasos de la mediación escolar



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Para poder llevar a cabo un proceso de mediación , en primer lugar, tiene que producirse un conflicto. En este sentido, cabe mencionar que no todos los conflictos que tienen lugar en los contextos educativos son susceptibles de ser abordados a través de la misma. En concreto, los conflictos interpersonales son los que mejor se ajustan a esta modalidad, siempre y cuando no impliquen violencia; por eso, no es apropiado utilizar la mediación en los casos de acoso escolar o bullying. Por el contrario, los conflictos más típicos a los que nos referimos suelen aparecer como consecuencia de distintos intereses o prioridades, o en ocasiones, también cuando hay un deterioro en las relaciones humanas o cuando se produce algún tipo de confrontación competitiva por diferentes motivos.

Respecto a las personas que están implicadas en el conflicto, es necesario que asuman su parte de responsabilidad en el mismo para poder utilizar esta técnica; es preciso, por tanto, que en  ambas partes se dé una voluntad explícita para llevarla a cabo y un compromiso de aceptar el dialogo con la parte enfrentada. En relación a la figura del mediador, se trata de una persona que va a limitar su papel a acompañar a los protagonistas (las personas en conflicto) durante la exploración de la situación, para ayudarles a que averigüen qué necesita cada uno y orientarles en la búsqueda y evaluación de las alternativas de solución. Habitualmente, el mediador suele ser una persona del centro educativo, aunque también se puede acudir a personas externas al mismo. Los requisitos fundamentales que tienen que presentar los eventuales mediadores son los siguientes: por un lado,  que se  trate de una persona respetada y aceptada por las partes (o «mediados»), por otro, que tenga una buena formación en mediación; adicionalmente, el potencial mediador debe contar con las habilidades pertinentes para facilitar el proceso de mediación, además, naturalmente,  de garantizar el cumplimiento estricto de los principios de confidencialidad e imparcialidad en la gestión del proceso.
Aunque hay ocasiones en que el proceso de resolver conflictos pueda asemejarse a la mediación, el acto de mediación requiere siempre unas condiciones específicas y el afán común de querer resolver el conflicto.

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